La manta siempre un poco corta.Buscar más allá del horizonte
Coger las rosas por las espinas para que la sangre
Haga juego con su bello color
Rozar con cien zapatos las hojas muertas
y frotar mentalmente en ellas pies desnudos.
Tomar en arriendo los corazones;
en la suite con bañera y espejos,
en un coche alquilado, con el capó hacia la luna,
en un callejón, al lado de una copisteria o de una prisión
dondequiera que lo que prende fuego
no se apague con nada
y lo programado pierde su programa,
suena la palabra en falsete,
cada vez diferente y nueva
Hoy, ante la taquilla todavía cerrada,
susurran, de la mano,
el joven viejo y la vieja delicada
La película prometía amor
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