Se despeña mi prosa por abismos fascinantes,
por fronteras exquisitas y nubes de cuento
mientras los versos esfuman su tozudez como si nada.
Yo no tengo memoria para las cosas que trazo
Las olvido con una
absurda facilidad.
A veces ni siquiera recuerdo los favores
de la más puta de las musas, Ella, la pasajera,
la que va y viene en primera clase y bebe ginebra,
siempre ginebra y fuma Marlboro, siempre Marlboro
No sé, pero me cansan tantos
anacrónicos ecos, tantos retratos que me recuerdan
qué no soy y por qué no lo soy
Son tantas las horas de silencio de los diás que pasan,
las luces del alba y yo sigo aquí sin recordar y despidiendo
al resto de las musas hasta que llega después de ver a muchos otros,
la que bebe ginebra, siempre ginebra y fuma Marlboro, siempre Marlboro
Mejor así, progenie de papel y de grafito.
Mejor que te devoren
los laberintos del cerebro,
antes de que declares de nuevo tus ganas de morir
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